Cuentos chinos

Pesca sostenible | ¿Hasta dónde es verdad que los barcos chinos se llevan todo? Los necesarios cuidados la para la pesca en el mar nacional, y la situación actual de esa actividad económica en dos puntos de vista diferentes.

La pesca ilegal representa hoy una de las principales amenazas para la seguridad marítima, y al parecer, los buques de bandera china son quienes representan una mayor preocupación para los organismos de contralor. La comunidad internacional busca redoblar esfuerzos, porque la piratería –una actividad ilícita de siglos atrás, que creíamos pertenecía hoy solo al mundo del cine–  vuelve a ser una de las amenazas vigentes en los océanos de todo el mundo. Ahora, la actividad delictual vinculada a la pesca ilegal, es aquella no declarada y por lo tanto no reglamentada.

Las consecuencias de tales actividades son alarmantes: además del daño al ecosistema, las pérdidas económicas se cuentan por miles de millones, y se producen diversas violaciones no solo a las normas del derecho internacional, sino también a los derechos humanos, ya que producto de esta actividad criminal, a bordo de tales embarcaciones viajan trabajadores clandestinos sin ningún cuidado, en ocasiones sin documentación ni registro.  

En los últimos tiempos se han encendido las alarmas del continente americano en donde países como Ecuador, Perú, Chile y Argentina vieron crecer los riesgos que implican los buques pesqueros del régimen chino. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) afirma que todos los países son responsables de sus barcos, y de asegurarse de que cumplan las leyes nacionales e internacionales. También conocida como la “Constitución del Mar”, establece la jurisdicción de las naciones sobre sus Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), que se extienden hasta 200 millas (321 kilómetros) desde tierra firme.

Dentro de ese espacio, sólo los estados pueden administrar y explotar legítimamente los recursos naturales a través de empresas locales o concediendo licencias a agentes extranjeros. Pero al no existir ninguna forma de control de la actividad, la pesca clandestina es la principal causa de la caída en picada de las poblaciones de peces: sólo una quinta parte de las especies comerciales se pescan de forma sostenible. La pesca ilegal dinamita cardúmenes, barre especies y crías con redes de arrastre, e ignora las normas de protección.

Además, las pérdidas económicas son cada vez más preocupantes. La piratería roba a los estados costeros más de 20.000 millones de dólares al año, perjudicando el sustento de millones de pescadores legales. Esa cifra representa una pérdida de hasta 26 millones de toneladas anuales de pescado.

Argenchino

Como se ha dicho, hace un tiempo la diputada Mariana Zuvicllamó la atención de diversos sectores cuando expuso públicamente que existía el Mar Argenchino, debido a la flota de buques de bandera china que pescan alrededor de la milla 200. Además, se expresó sobre la capacidad operativa que tiene la Armada para hacer controles efectivos.

En respuesta a lo anterior, el perito naval y periodista Fernando Morales expuso a través de la 99.9, e indicó que hace unos días se puso en funcionamiento el nuevo comando militar conjunto para el control del mar: «Es una medida que tiene un año de adoptada, y ahora todo el control del mar pasará a manos del estado mayor conjunto, e implicará el involucramiento de las otras dos fuerzas armadas». Destacó que en la actualidad hay un trabajo mancomunado para mantener lo más controlado posible el Mar Argentino: «en este momento, en materia de control de pesca la Prefectura y la Armada trabajan en conjunto cuando antes no pasaba. Hay un sistema de patrullaje que no se superpone, y hay también un avance tecnológico con el sistema guardacostas que le permite a la prefectura monitorear lo que pasa en el mar y saber qué buques están con su AIS encendido. La Armada desarrollo el sistema Pollux que es parecido. El año pasado, con todo este sistema, se detectaron dos barcos pescando dentro de las 200 millas, y los dos fueron multados y llevados a puertos: uno español y otro chino».

Después de exponer ese escenario, se refirió específicamente a lo indicado por la diputada Zuvic: «ha hablado muchas veces, y es un tema complicado. Sostiene que el Mar Argentino está invadido por buques chinos que van y vienen, pero el gobierno argentino no puede impedirle a ningún buque que navegue por nuestra zona económica exclusiva, porque el derecho de paso inocente no se le puede cortar a nadie. En las 200 millas, la Argentina ejerce soberanía económica sobre los recursos vivos, lo que hay en el lecho y el subsuelo; lo que no puede hacer ningún chino es parar dentro del área y bajar una caña a pescar».

Pero también explica claramente el experto que lo que sucede fuera de esa área no lo puede controlar el estado nacional: «lo que pasa en la milla 201 y afecta nuestro caladero, lamentablemente no depende de la política de las fuerzas militares o policiales porque la Ley del Mar es taxativa. Los derechos sobre la pesca terminan en la milla 200 y no se puede actuar fuera de la jurisdicción».

Por todo lo expuesto, Morales señaló que el discurso que expone la legisladora, si bien es vehemente, resulta incompleto y carece de algunos fundamentos que son importantes para entender el tema: «parte de lo que dice la diputada es erróneo, otra parte es falto de información y el resto es un sentimiento. Quizás con una intencionalidad política, de hacer patria y defender nuestros recursos. Pero mientras haya barcos en lo que se llama Mar Libre, no se puede hacer nada. Todo lo que ocurre ahí lo podemos mirar, monitorear, fotografiar, pero si pescan mucho o le falta una luz de giro, no se los puede ni tocar».

Especies en riesgo

Pero lo cierto es que la incursión de la flota china alrededor de la milla 200 volvió a estar en el eje de la discusión porque la diputada Mariana Zuvic publicó otro artículo recientemente donde pone detalles sobre su preocupación porque los buques de nacionalidad china vengan a depredar la pesca: ella considera que se han realizado acuerdos espurios que lo permiten. El gerente de CEPA, Darío Sócrate, dio su visión sobre el tema a través de la 99.9. y explicó las distintas variables alrededor de la presencia de barcos que pescan en la zona.

Afirmó que toda la pesca tiene un impacto, porque la vida animal que está debajo del mar y tiene interés comercial no conoce de límites geográficos teóricos. Todas son especies transzonales, que se trasladan por todo el mar. El calamar cuando sale de la milla 200 —como no hay un organismo de control y administración de aguas internacionales— es arrasado porque la pesca en ese lugar es libre.

Y completaba: «Si a eso le sumamos lo dificultosos que son los controles, lo cierto es que las incursiones de tipo casi pirata a la zona económica exclusiva, hacen que a esa materia prima no la pueda pescar nuestro país». Lo que sostiene su exposición es que, legal o ilegal, toda la actividad repercute en las especies: «la pesca no reglamentada se transforma en ilegal cuando las incursiones son a la zona económica exclusiva, pero el daño se hace aunque no entren. Hemos hecho algunos intentos para que se promueva la actividad fuera de la milla 200, pero son tantas las embarcaciones extranjeras que operan en esa zona que se hace dificultoso. Son embarcaciones preparadas para vivir en altamar todo el tiempo. Son de grandes dimensiones y lo hace más complicado».

Por eso, Sócrate pidió a las autoridades que realmente tomen el tema con seriedad porque hay consecuencias graves para la pesquería argentina. Y cerraba: «Merecería un tratamiento especial para que se justifique el esfuerzo, y debemos tener la ayuda de la Armada para el control del trabajo habitual sin inconvenientes. El año anterior denunciamos embarcaciones de arrastre de fondo dentro de la zona económica exclusiva, lo que generó la intervención de la Armada y terminó en la captura de esas embarcaciones. Pero es muy difícil trabajar ahí».